El paraguas de Mario Serrano

El paraguas de Mario Serrano

El video me llegó por varios amigos y amigas. Un policía intentaba a arrebatar a Mario Serrano, el director del imprescindible Centro Juan Montalvo, un paraguas amarillo con la inscripción 4%. Mario, un hombre sereno y de hablar pausado, le explicaba al policía que el paraguas era de él, al mismo tiempo que se aferraba al utensilio, mientras el policía –un hombre más alto que Mario, pero no más grande- lo halaba con pasión de cruzado. En otra escena alguien empuja o golpea a un manifestante que cae al suelo.

Acostumbrados, como estamos, a una policía que asesina gente y apalea manifestantes pacíficos entre otras bellezas institucionales, el incidente no me parece particularmente violento. En otras circunstancias los manifestantes de la Coalición por una Educación Digna la hubieran pasado peor. Pero lo que me parece absolutamente paradójico es que lo que los manifestantes estaban pidiendo es lo que los policías tienen que proteger: el cumplimiento de la ley. Es decir, de la ley 66-97 que obliga a destinar a educación el 4% del PIB o el 16% del presupuesto, siempre la cifra que en cada momento resulte mayor. Y en cambio, en términos lógicos formales los policías debieran detener a todos aquellos que al confeccionar el presupuesto, violaron la ley.

Pero hace tiempo que nuestra política tiene otra lógica y otra moral, diferente a la que defiende Educación Digna.

El estado dominicano tiene dificultades para someterse a su propia legalidad porque ha endeudado a la nación hasta el tope para pagar sus inversiones caprichosas –el Metro es solo un caso-; los viajes millonarios de sus funcionarios por todo el mundo, incluso a donde nadie los llaman; la inmensa plantilla de funcionarios que no trabajan; y los aprestos reeleccionistas a la cual se han sumado casi todos los senadores con barrilitos y todo. Y por consiguiente, la educación, situada en un piso muy inferior de las prioridades, sigue ocupando uno de los lugares más lamentables del continente –donde la educación no es exactamente una joya- y con ello se sigue embargando el futuro de la nación.

Por eso me apuré a escribir este artículo antes de que cierre la hora de entrega a 7dias.com.do. Para celebrar con los lectores que el policía, finalmente, no pudo quitar el paraguas a mi amigo Mario Serrano.

Haroldo Dilla Alfonso