Cual si fuera una alegoría de lo que ha vivido la Ley de Educación 66’97, Andrés Zaglul llegó hasta donde moran la neblina y el olvido. La neblina, aunque no le deja otear el horizonte, no le molesta: se acostumbró a ella. Pero el olvido le duele. Por eso, allá en lo alto del pico Duarte, elevó su reclamo por el 4%.
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